¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?
Aunque no es ninguna novedad que la lactancia materna aún esté escondida y siga estando mal vista por gran parte de la sociedad, parece que ahora gracias a Rigoberta Bandini nos paramos a reflexionar más sobre este tema.
¿Por qué el pecho femenino tiene tantísima importancia a nivel estético y como atributo erótico? Anuncios de lencería, sujetadores con relleno, push up, cirugías estéticas… Parece que hay toda una cultura y un mercado girando en torno a las tetas.
Pero cuando el pecho es utilizado en su función de maternaje para el amamantamiento de la cría, parece que por arte de magia se convierte en algo sucio, desagradable y que para no ofender a nadie , debe reservarse al ámbito privado y no hacerse en público.
Esta doble moral, con profundos tintes religiosos y sociales en la que vivimos las mujeres cada día afecta no sólo a nuestra vida, nuestra libertad, sino directamente a la salud de nuestros hijos; y eso, siento decirles, no es negociable.
¿Sabías que a día de hoy aún se sabe más bien poco acerca del funcionamiento de la lactancia materna?
Muchos profesionales de la salud se declaran abiertamente prolactancia pero después se dedican a dar consejos bastante desactualizados y que lejos de ayudar a las madres y a sus lactancias consiguen empeorar más las cosas.
¿No sería mejor decir “yo de ese tema no sé, debe usted consultar a una asesora de lactancia”?
Pero no, la autoridad que confiere una bata blanca y un título colgado en una pared, a veces autoriza para aconsejar, y con muy buena intención pero pocos conocimientos, en ocasiones se cargan una lactancia que ya iniciaba en ruedines.
Tengo el alma encogida de ver diariamente lactancias que se fueron al traste. Lactancias que atraviesan serias dificultades por culpa de la desactualización tan grande que existe en el sistema sanitario.
Muy frecuentemente sumado a los malos consejos están:
- Las prácticas sanitarias que acompañan muchos procesos de nacimiento
- Madres sin acompañamiento posterior durante la etapa más vulnerable
- La falta de ayuda cualificada a tiempo
- Ausencia de apoyo a la lactancia desde las consultas
- Nula empatía y comprensión por parte de la sociedad de lo que la madre y el bebé necesitan
- Permisos de maternidad escasos y deficientes políticas de conciliación
Hay lactancias estupendas, pero también hay lactancias muy peleadas y muy oscuras. Que se lo pregunten a una madre de un bebé intervenido de frenillo lingual, o a la que lleva varias mastitis (infección mamaria) o algún que otro absceso… en muchas ocasiones llegaron a ver peligrar su salud y su lactancia por la negligencia de algún sanitario que no supo atender correctamente su problema.
¿Sabías que todo lo que se sabe acerca de las mastitis es gracias a la investigación veterinaria?
Tómate unos segundos para pensar cuál crees que es la razón.
Efectivamente, que las vacas enfermen y dejen de producir leche es un problema serio para la industria que deja de facturar por la venta de esa leche…
Ahora bien, que una madre enferme y abandone su lactancia no es ninguna desgracia para la industria, al contrario, pasará a vender un bote de leche de fórmula por semana…
¿Por qué en la actualidad hay tantos problemas para amamantar?
La lactancia materna es una función biológica natural que presenta una pequeña parte instintiva y una gran parte aprendida por imitación al ver amamantar a otras mujeres de la tribu. Y esto hace un par de generaciones que se ha perdido.
¿Cuáles fueron nuestros referentes de amamantamiento?
Pues en la inmensa mayoría de los casos, nuestro referente es el biberón de polvos blancos en agua que se da cada tres horas al bebé.
Si te pones a recordar tu infancia, tal vez eras , al igual que yo, de las que disfrutabas jugando a las mamás con tus muñecos. Piensa un momento, ¿cómo les alimentabas?
Exacto, con bibi!! ¿Cómo si no?
No es de extrañar que si sumamos esta falta total de referentes de amamantamiento junto con las prácticas de nacimiento y consejos desactualizados a las madres, añadiendo un deficiente manejo de las dificultades que pueda presentar una lactancia… pues el fracaso de las lactancias (iniciadas por decisión materna) está siempre ahí acechando.
“Es que ahora os obsesionáis con la teta, con lo bien que se crían los niños a biberón”
¿pero aún estamos aquí?.
¿Aún tenemos que justificarnos por qué decidimos dar a nuestro cachorro el alimento que nuestro cuerpo fabrica exclusivamente adaptado para él y para cubrir el 100% sus necesidades?
¿Aún hay quien cree que la industria de la alimentación tiene como objetivo prioritario la salud de la población?
La lactancia materna no interesa, la lactancia materna hace ruido, molesta y estorba. ¿Y sabes por qué? Porque sólo te beneficia a ti y a tu hij@, pero no da de comer a la industria ni da goce o disfrute a terceros, solamente a una insignificante madre con su cachorro.
¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?
Porque si la lactancia materna volviese a ser lo normal en nuestra sociedad, una poderosa industria se vería bastante resentida.
La única manera de hacerle frente a este sistema es informándote, empoderándote en tu cuerpo, entendiendo a tu bebé y rodeándote de buenos profesionales y de personas que te apoyen.
Y esto debe hacerse cuanto antes durante el embarazo, porque luego las cosas van muy rápido, y las decisiones tomadas en segundos marcan el rumbo de vuestra lactancia, vuestra salud y vuestra crianza.
La lactancia es una decisión que debe ser informada y totalmente libre, que atañe únicamente a dos personas: madre y bebé.
Así que las personas que acompañamos o que nos cruzamos con ese binomio madre-bebé, antes de decir algo que necesitemos decir, debemos hacernos las siguiente pregunta:
“¿esta mamá necesita escuchar esto que yo le quiero decir, la va ayudar en algo?”
y si la respuesta no es un SI rotundo, por favor, guardémonos esas palabras, porque no tenemos ni idea de lo que está viviendo esa madre en ese instante.
¿Y qué pasa con las madres que deciden no dar el pecho?
Cada mujer es libre de tomar sus propias decisiones, sólo faltaría.
¿Pero somos realmente libres para hacerlo o estamos condicionadas por un sistema social que dificulta la lactancia y el maternaje en general?
Una mujer no es mejor o peor madre por decidir dar el pecho o dar alimentación artificial, pero tengamos muy claro que la decisión libre libre, pues no es.